miércoles, 14 de diciembre de 2016

Franciscanos. Decididos a vivir, dispuestos a servir.


Hace un poco más de 800 años, nació Francisco de Asís. De cuna burgués, este personaje icónico creció lleno de comodidades y placeres. Sus anhelos, durante mucho tiempo, fueron la Gloria, la fortuna, la nobleza.
Pero esos sueños quedaron abatidos, pues Francisco, tras encuentros cercanos con los pobres y leprosos (excluidos de su tiempo), consigo y su propia miseria (cárcel, enfermedad, culpa) y con un Dios al que comenzó a sentir cercano, dio un giro completo a su vida. Con su decisión de servir a los más pequeños, los menores, con la determinación de convertirse en hermano de todos y de buscar la paz y el bien, comenzó sin proyectarlo, un movimiento inaudito al que se sintieron atraídos cientos de personas, hombres y mujeres de cualquier condición social; y que sigue desarrollándose ahora, en nuestra agitada y cibernética época.
Francisco de Asís
Diversas cosas se pueden decir de este pequeño hombre, y entre los detalles más insignes hay que destacar el hecho de que personas de todas las edades y culturas, se sienten motivados a hurgar en sus biografías, en su espiritualidad, en las leyendas y testimonios, y pretenden seguir, tras sus huellas, una senda enmarcada por la entrega, el servicio, la sencillez y la fraternidad.
Dos vidas, dos testimonios. Nazareth y William, son dos jóvenes de distintas regiones de Venezuela y de edades diversas, que como cristianos y desde sus particularidades, se han sentido llamados a vivir  al estilo de Francisco el de Asís. Ellos se reconocen Franciscanos, y deciden vivir dispuestos a servir.
Todos accedieron a compartir un poco de su experiencia en este recorrido a través de unas sencillas preguntas.

Nazareth Scarliz Hurtado, es una joven venezolana, del sur del país. Es artesana; sus manos crean verdaderas obras de arte sencillas y hermosas. Trabaja y aun así encuentra tiempo para sus creaciones, para asistir a su movimiento Juventud Franciscana (JuFra) y para realizar actividades de caridad. Tiene seis años siendo parte de su movimiento juvenil. Ella se reconoce franciscana, artesana y humana por sobre todo.
Nos encontramos en una plaza de nuestra ciudad y compartimos un momento fraterno y sincero. A continuación, las respuestas que dio a las preguntas planteadas:

1) Ser alguien auténtico. Somos creados por amor y para el amor. Debemos entonces amar siendo auténticos, siendo nosotros mismos.

2) Haciendo retrospectiva, recuerdo que cuando estaba en la primaria, mi abuela me invitaba a orar a santa Clara, y lo hacía sin tener idea de que la santa era Franciscana. Estudié en un colegio católico con principios franciscanos, y no supe nunca sobre la vida de san Francisco. Al crecer, pasé por una enfermedad y llegué a sentir un vació que no había sentido nunca. Antes de eso no sentí deseos de formar parte activa de la Iglesia, pero al enfermar, comencé a buscar. Le dije a mi abuela que quería ir a algún retiro. Ella me comentó que un grupo de jóvenes se reunían en la Iglesia cercana a nuestra casa. Comencé a asistir a misa y sentí que era mi lugar. Uno de esos jóvenes de los que mi abuelo mencionó, me invitó a un retiro y asistí. Me llenó pero más nada. Otro joven me invitó a que juntos fuéramos  a una reunión de la Juventud Franciscana, grupo al que pertenecían los mencionados jóvenes. Asistimos. Mi amigo no continuó. Yo, desde ese momento me quedé.
Nazareth, una artesana del amor.
3)      Ha sido una experiencia de crecimiento personal, espiritual.
4)      Fraternidad, obediencia, servicio.
5)      Los hermanos que deseé tener desde mi infancia.
6)      Sí, los hay. Yo conocía a Dios. Pero en este carisma me he encontrado con un Dios cercano, hermano y que no solo es Padre, sino Madre también. Aunque esto pueda sonar descabellado.
Algunos somos seleccionados para no tener claridad en la opción vocacional. Yo soy uno de ellos, pero en la JuFra he descubierto que mi vocación es el servicio.

Nazareth es una joven que ha decidido vivir consagrada al servicio. Ella se siente seleccionada para algo especial, para amar. Gracias Nazareth.

 William Alexis Calderón Contreras, es un joven religioso (*) venezolano, perteneciente a la ORDEN DE HERMANOS MENORES CAPUCHINOS (**); así que por la institución a la  que pertenece y por convicción, él es otro ser humano que ha decidido seguir el camino comenzado por Francisco el de Asís.
En la parroquia donde actualmente presta sus servicios, me recibió y en un franco encuentro respondió a las preguntas. He aquí sus respuestas:

1)      Es vivir entre el mundo siendo un hermano; sin pretender un estado, un título, un nombre. Ser uno más entre las gentes, con la particularidad de ser menor, de servir.
2) Creo que fui llamado a través del testimonio de otros franciscanos. Desde su ser franciscano, me contagiaron y atrajeron. Eso ha ido purificándose. Luego de conocer personas que siguen el carisma, quise yo mismo conocer, ahondar en ello.
3)      Tratar de definir la experiencia es difícil; no sé si encuentre palabras. La vida franciscana te atrae, te seduce, te incita a que vivas el valor de la minoridad, del servicio, la oración, la alegría. No me es fácil explicarlo en una frase o en palabras.
4)      Cercanía-encuentro. Con Dios y con el pueblo, desde lo que soy.
Fraternidad. Que conlleva el cariño, la sensibilidad.
5)      Me ha llamado mucho la atención el testimonio de otros. La identidad y la pertenencia de los franciscanos, hacen más palpable el carisma.
6)      Hay cosas que permanecen, pero ha habido rupturas necesarias por el camino tomado. Aunque el antes y el después están ligados. Yo recuerdo con añoranza experiencias de fe en la parroquia en mi pueblo; pero esto presente,  lo haces tuyo, y te hace vivir, luchar por esto, desde el encuentro y cercanía con el Señor.
Fray William entre  Guaraos, indígenas de los caños del río Orinoco.

Concluyendo: A Francisco el de Asís, la Iglesia Católica lo llama santo; es patrón de los ecologistas; cristianos de otras denominaciones lo estiman y hasta lo siguen; hay personas que buscan vivir su espiritualidad; hay estudiosos  e investigadores de su vida; hay admiradores de diferentes credos; y es que Francisco inspira ecología, inspira paz, justicia y reconciliación. En la actualidad, en Asís, Italia, se reúnen de tanto en tanto, Líderes de las religiones más grandes a orar por la paz. Y eso, es uno más de los tantos detalles que hacen de este carisma, algo especial y genuino.
Este camino que se comenzó a zanjar hace más de 800 años, mueve, empuja a los corazones a creer en la humanidad, a apostar por ella; a ir más allá, a atreverse a navegar a aguas más profundas. Nos invita a descubrir la felicidad sublime de la vocación al servicio, tal como la busca vivir Nazareth, desde su cotidianidad. Pasarán los años y quizás, muchos otros se sentirán, al igual que Fray(hermano) William, seducidos para dejarlo todo en pos de la entrega a los más necesitados.

Tal vez, el movimiento franciscano sea de esas realidades que persistirán milenios. Puede que 800 años pasen y aun vendrán personas que se interesen por seguir las huellas de Francisco, aquél pobre hombre que solo quiso ser hermano de todos y de todas las cosas.

















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